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¡Sí se 
puede!

Ana Lucía Cepeda creó Bolsa Rosa, una plataforma digital cuyo propósito es transformar la cultura laboral en México y fomentar empleos flexibles para madres profesionistas
08 de Mayo 2017
Especial
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Los recuerdos que tiene sobre su madre fueron su principal inspiración. La imagen que evoca cuando se le pregunta sobre ella es la de una mujer que siempre trabajó, pero que pudo hacerlo desde su casa y por ello pasaba tiempo con su familia.

Ana Lucía Cepeda nació en la ciudad de Monterrey, Nuevo León, y aunque dice que está agradecida con su madre porque siempre se esforzó para estar presente aun siendo trabajadora, está consciente de que no todas las mujeres mexicanas puedan lograrlo.

Por lo que significó para su madre –y para ella misma– el poder tener un trabajo con horarios flexibles, esta joven especialista en Recursos Humanos decidió emprender y crear Bolsa Rosa, una plataforma digital que concentra ofertas de trabajo enfocadas a madres de familia que necesiten mayor armonía entre su vida laboral y familiar.

Ana Lucía estudió Psicología Organizacional en el Tec de Monterrey y después curso una maestría en Innovación de Negocios. Si bien la idea nació en 2012, Bolsa Rosa vio la luz y estuvo disponible en línea en junio de 2014. A casi tres años de distancia, esta joven mexicana que apenas tiene 29 años, ya representó a México en la final de los Cartier Womens Initiative Awards el pasado mes de abril. Este es uno de los certámenes más importantes del mundo del emprendimiento social femenino. Aunque no ganó el premio, el logro es destacable pues no cualquiera puede participar. Ana es la sexta mexicana en llegar a la final en la historia de este importante concurso donde sólo son admitidas empresas sin fines de lucro, que no tengan más de tres años de haber arrancado, innovadoras y que sean lideradas por una mujer.

UN PROBLEMA INVISIBLE

En la memoria de Ana Lucía sólo estaba que su madre pasaba las tardes en casa, que podía acudir a ella si tenía dudas en los deberes escolares, pero lo que no sabía, era que su madre tuvo que trabajar siempre jornadas de medio tiempo, lo cual le implicó sacrificar su propio desarrollo profesional y, por supuesto, sus ingresos, a cambio de poder cuidar de sus hijos.

Cuando Ana creció, se dio cuenta de que lo que ella consideraba natural, en realidad no era igual para todas y supo que las empresas tienen gran responsabilidad en el problema.

Mientras Ana crecía, también la tecnología avanzaba, y hoy en día casi en cualquier casa se puede tener una computadora y acceso a Internet. Por ello Bolsa Rosa hoy sí puede ser una alternativa viable para quienes busquen un empleo empático con la maternidad.

Al principio, la mayoría de las que subieron ofertas de empleo fueron empresas pequeñas y medianas. Más adelante, se dio cuenta de que negocios más grandes requerían más apoyo en la selección del personal y creó el siguiente paso: un servicio de headhunting virtual a fin de apoyar a estas compañías como un filtro previo en el que eligen a las tres candidatas más aptas para el puesto vacante.

Pero aún así, todo eso no era suficiente. Así llegó la siguiente fase que fue ser parte en forma paralela de un servicio de consultoría especializada para aquellas empresas que deseen transformar su cultura laboral tradicional en una cultura incluyente y flexible, que pueda aprovechar el talento de las madres trabajadoras en un esquema de armonía con la vida familiar.

Así, junto a Verónica Elizondo, se involucró en Working Mothers México, un servicio que ya existía en Estados Unidos enfocado en asesorar y posteriormente certificar a las empresas para tener las mejores prácticas laborales en apoyo a las madres trabajadoras. Entonces la flexibilidad se convierte en una política empresarial, una estrategia de negocio y una propuesta de valor para quienes busquen incluir la responsabilidad social empresarial en su ADN.

RETOS E IMPACTO

No ha sido un camino fácil. Ana se ha enfrentado a una arraigada cultura laboral creada por y para hombres. Afortunadamente el camino recorrido hasta ahora es alentador. Para abril de 2017, en Bolsa Rosa se habían registrado más de 30 000 candidatas y 3 000 empresas que a su vez habían publicado más de 4 000 ofertas de trabajo, 75 % de estas han sido ocupadas ya por candidatas de Bolsa Rosa.

Ana Lucía Cepeda aplica la filosofía de Bolsa Rosa en su propia vida. Su madre y su esposo son, según afirma ella misma en su blog, “sus fans número uno” y se siente dichosa de haber podido crear un trabajo que le ha permitido crecer profesionalmente sin perderse el crecimiento de su propia hija, que ya está terminando el kínder.

EL FUTURO

Si bien, por haber sido creada en Nuevo León, la mayoría de las empresas registradas en Bolsa Rosa están en Monterrey, lo cierto es que también hay vacantes en la Ciudad de México y otros estados del país. Mientras más se avance en la promoción de una cultura laboral incluyente y con perspectiva de género, también cada vez más empresas querrán ofrecer empleos flexibles para madres profesionistas. Ana Lucía es optimista y por ello apostará en 2018 para expandir su emprendimiento hacia otros países de América Latina, que comparten con México la problemática social de una cultura laboral que corta los sueños de las mujeres que desean su crecimiento profesional y vivir una maternidad plena.

Romper paradigmas, transformar la cultura laboral y, sobre todo, crear un verdadero mercado laboral flexible son los principales retos de Ana Laura, quien desea que todas las mujeres del mundo puedan tener la libertad de decidir si quieren o no ser madres, sin tener que verse obligadas a sacrificar su carrera profesional.

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